martes, 5 de noviembre de 2013

Como usar la psicología inversa! jeje (;



1.Ten en cuenta en quiénes funciona la psicología inversa. Algunas personas simplemente no responden a ella. Las personas que sí lo hacen son en su mayoría aquellos que odian que les digan qué hacer. Se preocupan más por la lucha de poder en sí misma que en el motivo de la misma. Un ejemplo clásico son los hijos rebeldes. Básicamente, cualquier persona con un ego sensible que nuble su juicio será susceptible a este método.




2.Espera hasta que estén listos. Es mucho más fácil utilizar la psicología inversa cuando una persona está emocional, ya que tú buscas que se desencadene una reacción inmediata. Cuanto más vayas y vengas con la argumentación, la discusión se convertirá más en una lucha por el poder, y la otra persona tendrá más deseos de "ganar".



3. Di lo contrario de lo que estás discutiendo, pero en el mismo tono. Con el tiempo, aquello por lo que la persona discute ya no es el motivo de la discusión, sino su deseo de dominar. Y pronto estarán discutiendo con la forma en que tú dices las cosas, en vez de lo que estás diciendo. Por ejemplo, tú estás tratando de conseguir que un compañero de piso limpie el inodoro. Por un rato vienes diciendo cosas como "Tú debes limpiar el inodoro, porque está repugnante" y "Siempre termino limpiándolo yo". A continuación, empieza a decir cosas como "Está bien, no limpies el inodoro, no me importa! Quiero que la gente vea cuán desagradable dejas el cuarto de baño! Quiero que la gente vea cuán cerdo y vago puedes ser!" Probablemente la persona responda diciendo "¡Limpiaré el baño cuando yo quiera!"
  • Un enfoque alternativo es decir "Bien, me doy por vencido. Tú ganas! Algunas personas responderán dándose cuenta de que sólo estaban siendo contradictorias. En realidad no querían ganar, querían seguir discutiendo porque habían quedado atrapados en la lucha por el poder. Cuando de veras ganan, se sienten mal por haber "ganado" en algo que significaba mucho más para ti que para ellos, como si te hubieran quitado algo al hacerlo tan difícil.



4. Presiona aún más. Siguiendo con el ejemplo del inodoro, dile "¡No! Olvídalo. Voy a tirar los productos de limpieza. Total, tú no los utilizas, y yo tampoco los voy a volver a usar." Ahora dominas porque estás acordonando una actividad que una persona rebelde y reaccionaria no aprecia.


5. Ponlo en evidencia. Si empieza a decir que hará lo que tú querías que hiciera en un primer principio, pero en sus propios términos, di "¡No te creo!" Agrega algunas frases que herirán su ego, como "Tú nunca terminas lo que empiezas" o "De todos modos, no puedes limpiar el inodoro tan bien como yo".
  • A veces se puede utilizar este paso por sí mismo, como apostar a alguien que puede o no puede hacer algo. "La razón por la que no limpias tu cuarto es porque eres malo en ello... Apuesto a que no puedes mantener tu habitación limpia durante un mes!"
6. Prepárate para seguir adelante. No hagas amenazas vacías. Si dijiste que dejarías de limpiar el inodoro, deja de limpiar el inodoro, y que la otra persona a vea lo repugnante que un inodoro puede ponerse. Pero si sucumbes y empiezas a limpiar el baño de nuevo, la otra persona sentirá que ganó, y volverá a rebelarse con mayor ímpetu. Así que a menos que estés dispuesto a seguir adelante, no utilices la psicología inversa. 

lunes, 4 de noviembre de 2013

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Aquí os dejo unos cuantos test, son muy entretenidos ya veréis!!!


 Test impulsos sexuales para  chicos: http://www.psicoactiva.com/tests/sexual_hombres.htm

 Test impulsos sexuales para chicas: http://www.psicoactiva.com/tests/sexual_mujeres.htm

 Test de ansiedad                              :  http://www.psicoactiva.com/tests/ansiedad.htm


Test de expresión social                   : http://www.psicoactiva.com/tests/expresion_social.htm   
   

Test de actitudes disfuncionales      : http://www.psicoactiva.com/tests/actitudes_disfuncionales.htm

Test de personalidad                        : http://www.psicoactiva.com/tests/personalidad.htm   

Test de autoestima                           : http://www.psicoactiva.com/tests/test4.htm



Test de asertividad                          : http://www.psicoactiva.com/tests/asertividad.htm


Test de inteligencia (CI)                  http://www.iqtest.dk/main.swf


Test de estrés                                     : http://www.psitec.cl/estres/autoevaluacion/index.php



         

martes, 15 de octubre de 2013

5 COSAS SOBRE LOS HOMBRES!! <--

La mayor diferencia entre el cerebro masculino y femenino es que el área vinculada al interés sexual es 2,5 veces más grande en ellos que en ellas.
No es todo. Cuando comienzan la adolescencia producen hasta 250% más testosterona que las niñas, lo que les impide no pensar en sexo (hasta tres veces más). Como explica Brizendine a La Tercera, en la adultez “tienen de 10 a 15 veces más testosterona, por lo que tienen siempre más deseos y pensamientos sexuales que una mujer promedio”.
Miran por si acaso
Cuando un hombre mira el cuerpo de una mujer, esté interesado en ella o no, lo hace como una reacción natural. Sus circuitos visuales están siempre buscando una pareja fértil. Pero tan rápido como aparece la idea de mirarla, se va y piensa en cualquier otra cosa. Como lo hace de forma instintiva, no se percata de que eso podría molestar a su pareja.
Se enamoran tanto o más profundamente que las mujeres
Cuando encuentra a su ‘pareja ideal’, su objetivo principal es unirse con ella. Cuando lo consigue, queda una huella permanente en su cerebro. Al deseo se une el amor y el hombre queda enganchado.
“Cuando un hombre empieza a tener relaciones sexuales con una mujer por la que siente atracción sexual, su cerebro libera dopamina -la hormona vinculada al placer- y él se enamora rápidamente, incluso pueden llegar a ser adicto sexual a ella”, agrega Brizendine.
Son menos compasivos
Las neuronas espejo nos permiten entender las emociones que otro expresa con su voz, expresiones faciales y gestos. El sistema de estas neuronas es más pequeño e inactivo en el cerebro masculino, por lo que ellos son menos empáticos y receptivos con las emociones de los demás.
“El cerebro de las mujeres, en cambio, ha evolucionado para cuidar a los más indefensos”, dice Brizendine.
Simulan sus reacciones emocionales
Aunque los han tildado de insensibles, estudios que han analizado las caras de hombres han demostrado que sus reacciones emocionales inmediatas pueden se más fuertes que las de una mujer. Pero después de 2,5 segundos, ocultan la emoción en su rostro, o cambian su expresión, lo que genera frecuente incomunicación con sus parejas.

Dos psicólogos se encuentran en un ascensor al final del día tras una dura jornada de trabajo. Uno de ellos va muy cansado, extenuado, en cambio el otro, va contento y relajado. El primero le comenta: Oye, no entiendo como puedes estar así después de doce horas de tratar problemas con tus pacientes. El otro le contesta asombrado: ¡¡¡No me digas que tú les escuchas!!! 

martes, 8 de octubre de 2013

Una de chistes de psicología! ahi vannn!!(;

images

- Doctor, doctor, veo elefantes azules por todas partes
- ¿Ha visto ya a un psicólogo?
- No, solo elefantes azules.

bombilla

¿Sabes cuántos psicólogos  hacen falta para cambiar una bombilla?
Solo uno, pero la bombilla tiene que querer cambiarse!!!!








lunes, 7 de octubre de 2013

El Enfado Inspirador

El enfado inspirador

No se trata solo de una reacción más o menos explosiva ante situaciones que nos disgustan

Puede servir para mejorar, progresar e inspirar cambios en nuestra vida y en nuestro entorno







En el episodio I de La guerra de las galaxias, Yoda le dice a Anakin Skywalker, futuro Darth Vader: “El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti”. Y así es, cuanto más y más frecuentemente nos enfadamos, más y más profundos miedos albergamos. El maestro Jedi nos regala una gran lección de vida. El enfado, el enojo, la ira o la rabia son sentimientos hermanos que tienen un mismo origen: el miedo. Y también tienen un mismo destino: el sufrimiento.
Cuando señalas con un dedo, tres te apuntan a ti” (Proverbio inglés)
Cuando, por ejemplo, un amigo no nos devuelve las llamadas, tememos dejar de ser importantes en su vida. Si en el trabajo no se consideran nuestras propuestas, sufrimos por la posibilidad de acabar siendo prescindibles y, por tanto, despedidos. Nuestros enfados están conectados con un miedo concreto, personal e intransferible que nos hace sufrir. Hagamos la prueba. Recordemos la última vez que nos hemos disgustado de verdad y tiremos del hilo de las emociones. En el centro del laberinto nos toparemos con el miedo responsable de que perdiésemos el control y nos sumergiésemos, por unos instantes, en el lado oscuro de la fuerza. ¡Buenas noticias! Cuanto más oscura es la sombra, más intensa es la luz que la provoca, y debemos saber aprovechar esa intensidad de forma positiva, constructiva e inspiradora.

El poder 

- ‘Star 
2. LIBROS
- En ‘La act
De forma más o menos metafórica, el enfado hace que señalemos con el dedo, dirigiendo de esta manera nuestro disgusto hacia aquello que nos está haciendo sufrir. Ese dedo acusador actúa como una varita mágica que canaliza la energía oscura que se ha formado en nuestro interior, liberándola para amansar el estrés. Mucho se ha hablado acerca de tratar de dominarse, de no decir cosas que luego nos avergüencen y recuperar cuanto antes el control de la situación. Bien. Pero lo que nos importa ahora es ver que junto a ese dedo acusador hay tres que nos apuntan a nosotros y nos dan la oportunidad de reflexionar.
Imaginemos que nos hemos enfadado con un amigo porque no nos ha visitado cuando estábamos enfermos y se lo lanzamos a la cara. Sufrimos incluso más que cuando no vino a vernos. Ahora repasemos qué tres reflexiones debemos hacer:
1. ¿He agotado todas las vías para transmitir lo importante que era para mí que viniera a visitarme? ¿Le he llamado y le he dicho que no solamente estoy enfermo, sino que además estoy bajo de moral y me haría muy feliz que viniera a verme? ¿O he esperado a que mi amigo los adivinase? Si somos sinceros, veremos que en la mayoría de ocasiones hay algo que podríamos haber hecho, algo que estaba en nuestras manos y que nos hubiera ahorrado el disgusto.
2. ¿Qué hice? Es el momento de preguntarnos cómo hemos actuado nosotros en situaciones similares. ¿Siempre hemos estado cuando nos ha necesitado un amigo? Seguramente ha habido ocasiones en las que, arrastrados por las inercias de nuestros días, no hemos estado todo lo presentes que nos hubiera gustado. Esta pregunta nos tiene que servir para ponernos en el lugar de nuestro amigo, entenderle y excusarlo, al menos, con la misma indulgencia con la que nos justificamos a nosotros mismos.
“Sé para ti mismo un crítico severo”
(Nicolás Boileau)
3. ¿Qué haré? Bien, estamos enfadados. ¿Y ahora qué? Hay dos alternativas. O bien, gracias a nuestras dos anteriores reflexiones, nos hemos apaciguado y decidimos expresar nuestro malestar de forma conciliadora, o bien decidimos que aquel a quien creíamos nuestro amigo realmente no lo es. En este segundo caso no tenemos que enojarnos con esa persona, sino con nosotros mismos, por no saber escoger amistades que satisfagan nuestras necesidades emocionales.
Sí, nos irritamos porque tenemos miedo, y en la mayoría de las ocasiones el miedo es una alarma, una intuición a la que damos la espalda. Mirarlo a los ojos lo diluye hasta que se transforma en una fuente de energía y superación personal. Si nos enojan las malas notas de nuestros hijos, tal vez no estamos sabiendo transmitir un ambiente de estudio, dedicación y responsabilidad en casa. Cada vez que nos acaloramos debemos reflexionar para plantearnos a qué miedo está atado ese berrinche. Descubrirlo y actuar sobre él. Encauzarlo de forma inspiradora, hacia nosotros mismos, y ver qué podemos hacer mejor. No podemos cambiar a los demás, pero sí influenciar en los otros. Si creo que no soy importante en mi trabajo, no puedo hacer nada desde los demás. No puedo ir a mi jefe y decirle: “Eh, considérame más, que yo valgo mucho”. Eso es absolutamente contraproducente. Sí que puedo, no obstante, analizarme. Ser crítico. Enfadarme conmigo mismo sin culpar al ambiente, al entorno o la alineación de los astros. Porque esas cosas no las puedo controlar. Sí puedo mejorar mis contribuciones, descubrir mis puntos débiles y mitigarlos. A partir de ese enfado inspirador es muy posible que mejore en mis aptitudes y mis contribuciones y acabe siendo mi jefe quien me llame y diga que yo valgo mucho. Aunque sea por una vez, mi jefe tendrá razón.

Los berrinches de Drazen Petrovic

Drazen Petrovic fue considerado como el mejor jugador europeo de baloncesto de todos los tiempos. Cuenta la leyenda que en un partido, con la camiseta del Real Madrid, falló dos tiros decisivos contra el Valladolid. Su equipo perdió. Y él se enfadó. Ni con el aro o el tablero. Ni con los árbitros. Ni con el público. No. Se enfadó consigo mismo. ¿Qué hizo? De regreso a Madrid, en plena medianoche, pidió las llaves del pabellón y se puso a lanzar triples hasta pasadas las tres de la madrugada. Petrovic protestaba en la pista, alzaba los brazos y se quejaba a los árbitros. Pero lo que le hacía ser el mejor no eran solamente sus extraordinarias aptitudes para este deporte, sino asumir la responsabilidad de saberse enfadar consigo mismo y trabajar para mejorar. Durante su carrera, Petrovic resultó decisivo en innumerables victorias para los equipos en los que jugó.

martes, 1 de octubre de 2013

CIENTÍFICOS DE EE.UU. CONSIGUEN REDUCIR EL MIEDO DURANTE EL SUEÑO.

Se trata de una terapia de exposición que añade el componente nocturno al tratamiento típico durante el día para las fobias

Científicos han conseguido reducir la memoria del miedo con una terapia de exposición durante las horas de sueño. La investigación, publicada en «Nature Neuroscience», muestra como por primera vez se ha manipulado la memoria emocional en los seres humanos durante el sueño.
El hallazgo ofrece una forma novedosa de mejorar el tratamiento típico durante el día para las fobias a través de una terapia de exposiciónañadiendo el componente nocturno. Esta terapia de exposición es un tratamiento común para la fobia que implica una exposición gradual al objeto o situación temida hasta que se extinga el miedo.
«Es un hallazgo novedoso», explica Katherina Hauner, becaria postdoctoral en Neurología en la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern [de Chicago]. «Mostramos una pequeña pero significativa disminución en el miedo. El panorama general es que, tal vez, el tratamiento de las fobias se puede mejorar durante el sueño», agrega Hauner, quien hizo la investigación en el laboratorio de Jay Gottfried, profesor asociado de Neurología en Feinberg y autor principal del artículo.

Manipular emociones durante el sueño

Proyectos anteriores han demostrado que el aprendizaje espacial y motor de la secuencia de aprendizaje se pueden mejorar durante el sueño, pero se desconocía que las emociones se pueden manipular durante el sueño, recalcaron los autores del estudio, en el que participaron 15 sujetos humanos sanos.
Los participantes recibieron leves descargas eléctricas mientras veían dos caras diferentes, además de oler un olor específico (madera, clavo, zapatilla de deporte nueva, limón o menta) mientras visualizaban cada cara y eran sorprendidos, por lo que la cara y el olor se asociaron con el miedo. Cuando un sujeto estaba dormido, se le expuso a una de las sustancias olorosas, pero en ausencia de las caras y sin sustos asociados. Esto se hizo durante el sueño de onda lenta, cuando se piensa que se produce la consolidación de la memoria.
El sueño es muy importante para el fortalecimiento de nuevos recuerdos, según Hauner, también científico de investigación en elInstituto de Rehabilitación de Chicago, Estados Unidos. «La exposición a un olor particular durante el sueño reactivó la memoria de la cara una y otra vez, algo que es similar al proceso de extinción del miedo durante la terapia de exposición», explica Hauner.
Cuando los sujetos se despertaron, fueron expuestos a dos caras y, al ver la cara relacionada con el olor al que habían estado expuestos a durante el sueño, sus reacciones de miedo fueron inferiores a sus reacciones de temor a la otra cara. El miedo se midió de dos maneras: a través de pequeñas cantidades de sudor en la piel, similar a un detector de mentiras, y por medio de neuroimagen con fMRI (resonancia magnética funcional).
Los resultados de fMRI mostraron cambios en las regiones asociadas con la memoria, como el hipocampo, y variaciones en los patrones de actividad cerebral en regiones asociadas con la emoción, tales como la amígdala. Estas modificaciones cerebrales muestran una disminución en la reactividad específica para la imagen facial asociada con el olor presentado durante el sueño.

lunes, 30 de septiembre de 2013

El origen de los problemas.

Todos llevamos un yo interior que nos marca unas pautas de comportamiento

Hay que saber controlarlo, ya que muchas veces nos puede jugar una mala pasada


Desde la niñez vamos construyendo una identidad inventada, que a la larga será la causa de algunos conflictos personales. Ese falso yo recibe el nombre de ego. Una especie de segunda identidad que nos hace difícil saber quién somos en realidad y de dónde proceden nuestros problemas.
Todas las relaciones personales: familia, amigos, pareja y trabajo… se ven sacudidas por conflictos, más grandes o más pequeños, de forma recurrente. A veces, cuando una relación parece ir bien, otra empeora. Las relaciones entre las personas se convierten en una montaña rusa de altibajos, avances y retrocesos. Nunca parece que vayan a arreglarse definitivamente del todo. Siempre el mismo tipo de conflictos, la vida se hace difícil.
Y en ese punto, las personas suelen decir algo así como que “las relaciones son difíciles”, cuando en verdad es quien hace esa afirmación quien es difícil. Tal vez las personas no necesiten ninguna reparación, pero sí deban examinar y cuestionar sus comportamientos y creencias go­­bernadas por el ego. Estas no son, sin embargo, la causa del sufrimiento, sino que son la espoleta que activa un dolor antiguo, un conflicto no resuelto que ya estaba ahí.
Debería llamarnos la cantidad de dolorosos conflictos judiciales en los que desembocan muchas relaciones de pareja, metidas en una espiral de amor-odio, pasando del todo a la nada en función de si la otra persona cubre ciertas expectativas o no. Si lo hace, la amará; si no lo hace, la odiará. Son relaciones que no tienen nada que ver con el amor real, sino con una necesidad, una carencia, un apego o incluso una adicción.
La adicción en las relaciones personales consiste en el uso de personas para cubrir un vacío o un dolor. Cuando dos personas se encuentran en ese inseguro terreno, todo lo que siga está condenado a crear una mala experiencia: una crisis de pareja. Sin embargo, esta podría darse por buena si conduce a una mejora: es la oportunidad perfecta para corregir las manifestaciones del ego desde la práctica en el día a día.
Para definirnos recurrimos al uso de referencias externas convencionales o etiquetas. A la mente le gusta poner nombre a todo para tratar de comprenderlo. El ego es una autoimagen que se basa en identificaciones tales como: un nombre, una edad, un estado civil, un rol familiar, unas posesiones, una nacionalidad, un pasado, una profesión, unas creencias, un cuerpo, una educación, una religión, un sexo, unos logros y fracasos… Todos los egos en realidad son iguales, ya que consisten en una identificación, y por tanto solo se diferencian en la superficie, pero no en el fondo. Las personas nos acabamos contando una historia, y quien se apegue más a la suya será quien sufrirá más, porque será incapaz de vivir de otra manera.
La realidad no es otra cosa que la capacidad de engañarse que tienen nuestros sentidos
Albert Einstein
El autoengaño tiene muchos nombres. Al ego se le conoce también porautoimagen, yo construido, falso yo o yo fabricado, pero en realidad no importa el nombre, sino darse cuenta de que se trata de una creación mental. Una falsa identidad no real. Es importante que detectemos cuando esta está en activo. Esto pasa cuando nos suceden cosas como querer tener razón a toda costa, quejarse y sentirse víctima, ser incapaz de perdonar, juzgar y etiquetar a las personas, atacar o defenderse de comportamientos, reaccionar impulsivamente, establecer diferencias… Por otro lado, cuando desactivamos el ego perdemos interés por discutir, competir, agredir, criticar, estar a la defensiva, juzgar… Esto no significa que seamos pasivos, sino que habremos elegido antes que nada la paz mental en toda situación, algo que solo se consigue siendo muy activo (tomando elecciones sabias) y no lo contrario (reaccionando como un autómata).
El peligroso juego del ego consiste en crear una identidad por identificación. Una vez creada, se buscan las diferencias con otros egos. Cuanto mayores son estas, más grandes son los problemas potenciales que surgen del conflicto, en una estúpida cruzada por defender las supuestas diferencias. Una lucha inútil, pues del conflicto de egos la única consecuencia posible es el sufrimiento psicológico. Además, al ego le gusta crear un molde para sí mismo y otro para aquel con el que se cruce. Si los demás se ajustan a él, los amará; en caso contrario, los odiará.
Pero el juego preferido del ego es tratar de cambiar a los demás, sin esforzarse por cambiar uno mismo. Un proverbio chino dice: “Es más fácil variar el curso de un río que el carácter de una persona”. Así es, y sin embargo, una y otra vez se vive en la ilusión de hacer pasar a los demás por los guiones que hemos inventado para ellos, como si alguien pudiera saber qué es lo mejor.
Renunciar a la posesión imaginaria del constructo mental que es el ego no es sencillo. ¿Cómo desprenderse de una identidad forjada a lo largo de toda una vida? Parece como una pequeña muerte, y en realidad lo es, pero servirá para renacer a una nueva vida libre de apegos y aversiones, y por ello más feliz.
Hay muchas técnicas y teorías sobre cómo acabar con el ego, pero tal vez la menos conocida sea matarlo de aburrimiento, no haciéndole caso. ¿Y cómo se hace eso? Dejando de reaccionar desde el ego a los otros egos, no saltando a la mínima provocación o reaccionando mecánicamente. Se trata de dar una respuesta elaborada y elegida, sin darle el micro o el protagonismo a esa vocecita parlanchina y engreída que hay dentro de cada uno y que siempre busca líos.
El ego es como tu perro. Este tiene que seguir al amo y no al revés. Hay que hacer que el perro te siga. No hay que matarlo, sino domarlo
Alejandro Jodorowsky
El final de los problemas es no reaccionar al ego de las otras personas. Pero, ¿cómo no hacerlo ante un comportamiento desagradable? Es sencillo de decir, aunque no fácil de hacer. La clave está en comprender que su comportamiento disfuncional está dictado por su ego. Que no procede de la persona en sí, sino de sus condicionamientos adquiridos en el pasado. Y entender que todos llevamos un ego a cuestas, y que todos sucumbimos a sus desvaríos de vez en cuando… Tener en cuenta todo esto ayuda a comprender (aunque no justificar) comportamientos disfuncionales y, por tanto, a no reaccionar ante el.